viernes, septiembre 04, 2015

El amor está adentro: Septiembres (Carles Bosch, 2007)



El documental empieza con un concurso de canto en el Centro penitenciario Soto del Real. Mientras esperan el concurso del año siguiente, los presos unidos por el azar para este documental, contarán sus historias de amor.

Soto del Real rompe el paisaje de la misma forma que el concurso rompe la rutina de los concursantes. La preparación, el concurso en sí y la celebración terminan pronto porque son solo la excusa con que se juntaron los protagonistas, gente con una sensibilidad comparable a la de quienes están afuera y es que no tiene por qué ser tan diferente.

Bosch recurre al generador de caracteres, la pantalla dividida y la voz en off para mostrarnos la relación de los protagonistas con el mundo de afuera. También a un recurso de estilo: las tomas de los familiares de los presos y sus hogares parecen videos caseros o fotografías que pueden verse en un álbum familiar. Algunas de esas tomas tienen un leve movimiento de cámara que da la sensación de estar viendo fotos en vez de la imagen en movimiento propia del cine. Este recurso permite la identificación del espectador con esos seres humanos encerrados.

Después del concurso, la cámara en mano ayuda a explorar el entorno, entrar en el mundo de los protagonistas. A ratos, sobre todo en los momentos más emotivos, la cámara parece unirse a los abrazos, al cariño. Este recurso que raya lo invasivo, acerca al espectador con los presos, pero más con los familiares o con los otros presos, cuando se dan las visitas conyugales.

Mientras aman, los presos esperan el concurso del siguiente año. Con eso se cierra el ciclo que sirvió de excusa para mostrar sus historias. A esas alturas, lo que importa es que entendemos su necesidad de huir de la rutina, la selección de los temas, la añoranza que moldea su pasión al cantar.

El amor transcurre entre los condenados. Adentro, contraen matrimonio, se encuentran, mantienen la esperanza de volver a amar, se esperan, se embarazan. La consigna cuando están encerrados es “Quédate con lo bueno” y aplica también para el espectador. Para una de las protagonistas que recupera su libertad y en general, para las parejas de todos los presos, el amor espera adentro.

Septiembres
Dirección y guión: Carles Bosch.
País: España.
Año: 2007.
Duración: 113 min.
Producción: Carles Bosch, Tono Folguera y Loris Omedes.
Fotografía: Walter Ojeda y David Fernández Miralles.
Montaje: Ernest Blasi y Ana Rubio.

martes, septiembre 01, 2015

Es lo que hay: La Libertad, de Lisandro Alonso

Misael se dedica a talar árboles para subsistir. Aislado del mundo, vive del bosque, no solo por la madera, sino también por su alimento y parece estar satisfecho con esa vida. cada día elige árboles, que corta, apila y lleva a un aserradero. Su contacto con la civilización consiste en prestar una camioneta para llevar la carga, negociar el valor de la madera, llamar a su familia por teléfono, escuchar la radio mientras come y realizar compras básicas en la gasolinera. Su proveedor es la única persona a quien trata con algo de cordialidad.



Es precisamente su relación con el mundo lo que pone en evidencia su situación. Misael podría vivir solo, apartado de la sociedad, pero el capitalismo genera una relación de dependencia. Misael vive una suerte de retorno a la época de las cavernas, Altamira, pero con capitalismo y sin arte. El hachero necesita pequeños lujos, aunque sea una cerveza o un cigarrillo y eso lo mantiene como parte del sistema, no importa cuán alejado esté de la sociedad. Pero esa es una interpretación a la que se puede llegar, no lo que muestra el director. No sabemos qué piensa, solo alcanzamos a intuir el contexto.

Lisandro Alonso muestra a Misael con planos secuencia en los que aparentemente no pasa nada, pero pasa. Esos minutos tan valiosos que en otra película serían eliminados durante el montaje, reflejan la otra velocidad con que transcurre el tiempo en la zona rural y la velocidad a la que le tocará moverse a quien tenga que estar allí. Las acciones y espacios recorridos se muestran casi en su totalidad. La cámara se adentra a ratos en el paisaje, observa al protagonista en sus momentos más íntimos, pero no obtiene de él una sola reflexión, solo muestra a Misael como parte del paisaje, como en una postal.

Rafael Méndez Meneses

El hachero se adapta, dura lo que puede sin manifestar una búsqueda de sentido. El día termina tal como terminó el anterior, con Misael alimentándose de su propia caza, solo en su caverna mientras la tormenta retumba lejana a sus espaldas.

La libertad
Dirección: Lisandro Alonso
Guión: Lisandro Alonso
Duración: 73 min
Protagonistas: Miguel Saavedra, Humberto Estrada, Rafael Estrada, Omar Didino, Javier Didino.


Rafael Méndez Meneses