miércoles, mayo 31, 2017

Poemas de taller

Este post debió titularse "Las consecuencias de escribir sin musa" o "No es culpa de Huilo"


Cantaban
El junkie la intensa
el asesino serial
el man que barría las calles
la señora de las letanías berreadas en el mall
la bailarina de go-go en el templo
las colegialas que se escaparon a un rave
tu boca
cantaban como si fueran a levitar
también los gatos las gárgolas
las palmeras
los truenos y las páginas
que se desprendían de las biblias
la última célula de saliva
del fanático religioso que besaba a su hija
las arenas de cada jardín japonés miniatura
en cubículo desierto
cantaban
los bebés que no alcanzaron a nacer
las ánimas los emojis del smartphone
tu madre
mis dioses
las despedidas
cantaban
Yo
no
Yo
tampoco



Cábala

Ella dejaba siempre
cualquier luz encendida
la más cercana al ventanal
la del baño al salir desnuda
la de sus ojos al separarnos
en el hotel
La última vez
cuando le dije por última vez
que era la última vez
me fui sin ver
a mis espaldas
sus ojos apagados
los focos hechos trizas
la ciudad en penumbra

El colchón en llamas



Ejercicio de resistencia

No voy
a barrer
se dice y
olvida el polvo
vuela en la escoba por la habitación
incinera a los dioses en sus muñecas
Descarta el filete de la nevera
agarra el cuchillo
me corta en pedacitos
me pone al fuego
revienta mis ojos
en la superficie
sonríe satisfecha
de saberme digerible
Alquimia que sin embargo
no le basta para transmutar
el plomo de su existencia
Yo
abstraído en el zapping
de mi propia rutina



Será

Un día seremos
no hoy ni mañana
tal vez
no en esta vida
pero seremos
Mientras tanto
likes en Instagram
y más unos
y ceros
dedos manchados
de tinta que corrió en vano
ríos
de posibilidades
intenciones
de sís pero nos
de creer que esto
que no es
sin embargo
está escrito



Señal

Todo iba mal
como siempre
comedia romántica
sin final feliz
y en ese vaso
que ya se veía medio roto
no se esperaba
mis ojos cargados de fracaso
y los vellos de mi dedo
cercar su falange
despertarla del asco
con que maldecía
su costumbre de ignorar
por dónde caminaba
Quédate conmigo
le dije
que pisar mierda
es buen augurio



Totems

Quién se quiebra
con una grulla de origami
el olor del eucalipto entre cenizas
esa factura hallada a la mitad de un libro
piedras traídas de alguna playa
grietas en la acera de la memoria
O con nada de eso
ni con la media chulla en la gaveta
un plano secuencia de Lawrence Kasdan
o volver cliente habitual
a mesa de restaurante
pero solo
Nadie se quiebra
Y todos se quiebran
Cada cual tiene
su grulla de origami
su factura de aquella tarde
un olor que brota de cenizas
piedras
grietas
medias
planos secuencia
o ser visto años después
en mesa de restaurante
pero solo



Diástole

Cómo será
escribir el poema último
o más bien
pronunciarlo
y que el viento lo arrastre
lata vacía
ruido lejano en el pavimento



Piedra

Una piedra seca
en camino de grava
que lleva a lugar incierto
es poesía también
No sé cómo
por qué
o quién lo nota
Tal vez quien percibe sutilezas
del viento en el cambio de estación
Pero a mí
la verdad
la piedra
el poema
no me perturba



La gran cicatriz

¡Ah, pasado!
la locura
Ha pasado
la locura
y la mañana volvió a ser
aséptica
y olvidamos la piel de gallina
la sangre en el lavamanos
Qué olvidamos
Olvidamos
que olvidamos
pero importa
Qué importa
si los otros nos recuerdan
que uno se baña mil veces
en la misma sangre



Laberinto

Las llagas
arrasadas por la niebla
que pulsa
y nos escupe luego
hacia el punto de partida
ese silencio fundacional
de incertidumbre
que nos aleja



Ceteris paribus

Olvidar de súbito
el lenguaje de las aves
y perder el sentido, perderlo
todo
se vuelve sombra
pero a la sombra
no la devora
el polvo



Pero uno es ciego

La poesía
radiación utravioleta
para buitres
y perros de la estepa
pero cabe
siempre cabe
preguntarse
si es la ignorancia felicidad
o qué sería de nosotros
si alguna roca
o masa de gas
errante en el vacío
la dejara disponible:
señal de wifi
abierta



Sísifa

Me vale madres tu inteligencia
tu dolor
tu risa
en el circo del mundo
escena inacabada que dura
lo que un chasquido
de mi látigo



No vimos

La tierra siempre
fue cruda
y los ojos obnubilados
que intuyeron la caída
ahora penden
de sus cuencas
en una búsqueda de sentido
que jamás morderá el polvo
como los ángeles de porcelana
que nos precedieron



Voyeur

Soy escozor que no aplaca
el tiempo que todo lo quita
la ciudad
que apaña tu esencia
y tú
mequetrefe
pusilánime
el ojo que mira a quien no te mira
el ojo que mira
su propio reflejo


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